lunes, 21 de marzo de 2011

González Gómez Karen Alejandra
CAPÍTULOS 10, 11 Y 12

Las grandes corrientes político-culturales de la economía mundial capitalista son solamente las expresiones de las restricciones estructurales impuestas por este proceso de acumulación de capital a nivel global.

Los Estados pueden diferenciarse por su capacidad de intervención en el mercado. Los Estados que se concentran en las actividades centrales tienden a ser más poderosos mientras que aquellos que realizan actividades periféricas son débiles. La dinámica de acumulación de capital han ido encaminadas hacia las nación-Estado, sin embargo los Estados han afectado al mercado mundial y han influido en la mano de obra.

El nacionalismo y el internacionalismo son fruto del capitalismo. Los estados son creaciones del mundo moderno, igual que el sistema interestatal. El concepto Estado-nación ha provocado conflictos por el desarrollo capitalista del Estado que se ha convertido en el objeto principal de la disputa. El nacionalismo y el internacionalismo han concentrado llamamientos del capital y de la clase obrera, a través de las fases del capitalismo mundial.

La consolidación del sistema de naciones –Estado en los siglos XVI y XVII se dieron en función de las condiciones en las que se encontraba Europa Occidental: su homogeneidad cultural y sus prácticas religiosas, económicas y políticas. Ya en ese momento pueden apreciarse las ambigüedades culturales y políticas emergentes de la economía mundial.

El siglo XIX tuvo un gran número de movimientos nacionalistas que después cobrarían fuerza en medida en que la economía capitalista se extendiera por todo el mundo. El internacionalismo por su parte adoptó la faceta del positivismo, lo que mostraba sólo una visión reducida de la realidad social. El estallido de la guerra en 1914 marcó el fin de los acuerdos políticos interestatales del siglo XIX.


Wallerstein, Immanuel. GEOPOLITICA Y GEOCULTURA. Ed. Kairos. Barcelona. 2007

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