En conclusión, si bien E.U. ha tratado de influir en las culturas del mundo pro medio de su capitalismo, en nosotros se encuentra el qué tan efectivo se torna su intento. El hecho de defender nuestra cultura, muy bella por cierto, ante cualquier otra que pretenda influenciarnos, es un acto que se debe practicar siempre, si es que deseamos crecer como nación, como sociedad y como individuos.
Si le damos más valor a las discplinas que en verdad valen la pena, como las ciencias, se puede conseguir más desarrollo que si nos enfocamos en contribuir al crecimiento y reproducción del capitalismo, con sus empresas, su consumo desmesurado y su homogenización.
De igual modo, la organización de nuestra sociedad es fundamental si se quieren cumplir los objetivos planteados, ya que la unión ordenada facilita la comunicación con otras personas para llegar a fines comunes y generales.
No se trata de rechazar el comercio, ni la cultura, ni el idioma, ni todas estas características que he venido mencionando; sino de criticarlas, en un buen sentido, analizarlas, estudiarlas y sobretodo, no permitir que se conviertan inserten tanto en nosotros como para desplazar nuestros modos y formas para colocar las extranjeras.
Bibliografía: Immanuel, Wallerstein. Geopolítica y Geocultura: ensayos sobre el moderno sistema mundial, Editorial Kairós, Barcelona, 2007, 329 pp., pág. consultadas: 139- 189.
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