Estados fallidos, conflictos que cambian la vida.
En conclusión, se observa que todos los conflictos y situaciones que se viven actualmente nacen a parir de las distintas perspectivas que posee el hombre, entiéndase como la ideología, y además se basan, de acuerdo con el texto, en razonamientos políticos con tendencia liberal aparentemente, pues en realidad podemos identificar una línea más conservadora. Asimismo, todos nos encontramos inmersos en una crisis y en muchas situaciones realmente caóticas, en donde la desintegración es el principal actor y el individualismo promueve esa discriminación, ya no sólo a grupos indígenas, sino a cualquier otro ser humano.
Si se desea un cambio positivo, se debe de tener muy claras las soluciones viables y las que no las son, para así estar un poco más conscientes de lo que queremos realizar y cómo lo vamos a hacer.
Además si de quiere hacer frente al problema del capitalismo, tendríamos que alejarnos un poco del consumo sin mesura, pues la idea de que se tiene libre albedrío es una absoluta mentira: sólo escogemos de lo que ya nos seleccionó el sector dominante.
Finalmente se podría fomentar una mejor organización política que garantice realmente la soberanía, que como nación independiente, debemos tener. Pues es mentira que completamente todas las naciones gocen de lo que tanto hace falta, “Si todos los Estados fueron verdaderamente soberanos, ninguno tendría o necesitaría un servicio de inteligencia, ni tampoco ejércitos.[1]”
Bibliografías:
Chomsky, Noam. Estados Fallidos: El abuso de poder y el ataque a la democracia, Ediciones B, Epílogo p. 291-305.
Wallerstein, Immanuel. Un mundo incierto, Editorial Libros del Zorzal, Buenos Aire, 2005, 100 pp.
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